Encuentra la luz que no proyecta sombra
- elfuegosecreto

- 6 sept
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Eclipse total de Luna: Luna llena en Acuario (pūrva bhādrapada nakṣatra)
Fecha: 7 de septiembre del 2025
Empieza: 12:28 hs
Máximo: 15:11 hs
Fin: 17:55 hs
(Hora local Argentina)
Los eclipses no son más que restablecimientos kármicos, nos muestran realidades, cierran ciclos y reabren nuevos caminos. Este eclipse se dará dentro de la constelación de Pūrva Bhādrapada, la cual está vinculada a reformas y una intensa purificación.
La Luna estará dentro del signo de Acuario, aquí Rahu estará tomando nuestra vida en una nueva dirección. Rahu en Acuario tiene un gran poder y no dejará que las cosas permanezcan igual. Por lo tanto, este 7 de septiembre se estará poniendo fin a algo que venía ocurriendo.
Un eclipse lunar está asociado a un momento de revelación, de encontrar la verdad de alguna situación; pero un eclipse solar (eclipse que tendremos el 21 de septiembre) es un oscurecimiento de la verdad, porque el Sol (que nos muestra la verdad) está siendo eclipsado. Por lo tanto algo no estará claro. Entre el 7 al 21 estaremos transitando la sombra del eclipse, es decir, durante estos 15 días será difícil comenzar algo, difícil resolver o generar un impacto. Esto es porque el terreno se vuelve inestable, pero al final la verdad se revelará, porque los eclipses continuarán influyendo.
Durante el eclipse lunar, Mercurio estará junto a Ketu trayendo información del pasado. Algo que hemos estado pensando por algún tiempo, recibiremos información reveladora al respecto. La buena noticia es que Júpiter estará aspectando a la Luna, y esto nos ayudará a todos a poder integrar esta información.
Además Ketu se encontrará junto al Sol. Ketu es muy peligroso cuando está con el Sol. El Sol es el rey y el rey tiene que fracasar frente a Ketu. Hay una historia que relata esto que se llama “el día que el rey se inclinó”, esta nos cuenta: El Sol se mostraba como un gobernador indiscutible. Él es el dador de luz, el centro de todo movimiento, la fuente de la vida misma, es el rey de los dioses, de los mortales y de todos lo que se inclinaban ante él. Pero el Sol llevaba un gran orgullo en su corazón. ¿Había algo que se atreviera a plantarse ante él? En los reinos invisibles, más allá de las estrellas, vagaba Ketu. Él no tenía necesidad de una corona, ni deseos ni elogios, ni ansia por el brillo de la vida porque Ketu no tenía cabeza. Ketu vivió sin boca para saborear, sin ojos para juzgar, sin oídos para adular, solo bajo un impulso interminable hacia la liberación. Un día el planeta fue llamado a la corte del Sol para discutir el destino de una Era que estaba a punto de comenzar, y esa Era no era otra que Kali Yuga. Cuando llega el Sol le dice a Ketu: “¿qué puedes enseñarme? soy la luz, la verdad, el rey, y tu no eres más que una sombra”. Ketu queda en silencio y camina frente al Sol. Los rayos del Sol intentaron penetrar, pero extrañamente se doblaron, se dispersaron y se atenuaron. Pero lo más importante, es que el Sol no podía ver a través de Ketu. El Sol exclamó: “¿por qué no puedo ver a través tuyo?” y Ketu respondió: “puedes ver a través de todos pero no puedes ver el ser más allá del mundo. Brillas con tanta intensidad que no puedes ver tu propia esencia”. El Sol se encontraba atrapado en la prisión de su propia identidad. El Sol brilla hacia afuera, ¿pero es capaz de brillar hacia adentro? Ketu existe donde los mundos terminan, donde el cuerpo se desmorona y la corona cae. Brahma crea, Viṣṇu genera permanencia y Śiva destruye, es por eso que todo debe terminar. Todo tiene fecha de caducidad, pero Ketu dijo: “El alma permanecerá. Soy el que corta las coronas y arranca las cabezas llenas de orgullo. Camina conmigo hacia la oscuridad y encuentra la luz que no proyecta sombra”. El Sol se sentía inseguro pero curioso, venció el orgullo y siguió a Ketu al vacío sin forma. Allí, en la abadía, donde no hay un cielo que gobernar ni súbditos que mandar, el Sol se enfrentó a sí mismo. Fue doloroso, como quemarse la piel. Recuerdos de arrogancia y gloria, la obsesión por el control, todo se desmoronó. Cuando el Sol finalmente emergió de la sombra, seguía iluminando, pero ahora con una suave humildad. Comprendió que el verdadero poder no reside en gobernar los mundos, sino en liberarlos, incluyéndose a sí mismo, de la ilusión de la separación.
El sabio Parāśara, en el BPHS nombra a Sūrya (el Sol) como aquel que fomenta la separación, por eso Sūrya y su esposa Chāyā estuvieron separados. Siempre que el Sol y Ketu se encuentran llevan consigo esta tensión sagrada. El rey se ve obligado a refugiarse en la cueva de la sombra y el ego se quema en el fuego de la verdad. Este no es un viaje fácil, puede sentirse uno como si estuviera perdiendo todo, como si el mundo se oscureciera, pero si uno persevera, conducirá a la luz más excepcional, la luz del alma intacta por el tiempo.
Ketu es el planeta del desapego y el Sol contiene la energía del egoísmo, debido al excesivo egocentrismo. Este es un momento de precaución. Aquellos que han transitado caminos llenos de codicia, que han mentido y se han vestido de falsedad, ahora saldrán a la superficie, porque cuando el Sol y Ketu se unen la verdad sale a la luz. Este será un momento en el que todo emerge y nos afecta directamente. Por lo tanto también será un momento donde todo se aclara. La energía de Ketu implica poner un espejo frente a ti para mostrarte quien realmente eres.
La paz interior y la seguridad emocional pueden verse perturbadas. Pero para quienes esperan la reversión significa un cambio en nuestro corazón, de este ciclo material o un camino de transcendencia.
Con el Sol se une a Ketu el Sol se quema de alguna manera. Este es un buen momento para actuar de una manera diferente, no en el plano habitual material, sino en un ángulo más profundo.
Debemos ser amables y lo más humildes posibles para mermar el ego.
El camino espiritual trata de exponer buenos valores para que otras personas también puedan beneficiarse de nuestras acciones. Este es el camino a seguir.
Om Namaḥ Śivāya
Sugerencias:
Preparación previa:
Ayuno el día del eclipse (no necesariamente ayuno completo).
Hacer repetición del mantra Mahāmṛtyuñjaya en las horas previas al eclipse.
Si se tiene altar, se debe cubrir al menos 3 horas previas al eclipse y 3 horas posteriores al eclipse.
Bañarse antes y después del eclipse.
Durante el eclipse:
Reconocer la presencia de Rahu y Ketu, quienes toman el control del cosmos, recitando:
11 vueltas de japa: om dum̐ durgāyai namaḥ (Rahu)
11 vueltas de japa: om gaṃ gaṇapataye namaḥ (Ketu)
(Se puede hacer práctica meditativa solicitando protección y asistencia)
Después del eclipse:
Practicar prāṇāyāma
Recitar śrī-rudram
Tres horas después del eclipse darse un baño de agua fría.





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